Hoy pienso escribir sobre Stanley Kubric, el cual piensoque concebía sus peliculas como catedrales, destinadas a perdurar, pero diseñadas para no revelar sus secrets. Quiza haya sido el cineasta capaz de hacer su trabajo con la escrupulosidad artesanal de un maestro del Renacimiento, pensaba cada imagen como un poeta piensa la precision de cada verso. Kubrik sigue siendo uno de mis idolos. Tengo el ejemplo de 2001, La naranja mecanica, y Barry Lindon las tres obras marcan el momento en que esta persona logra el control absoluto sobre su trabajo, sin interferencias de nadie. sus archivos personales estan en manos de su editora. Bien y hasta aqui. Os adjunta una foto de 2001 y recuerdo las colas que se formaban en Londres para ver esta obra de arte Un abrazo a los que me soportais.
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